Souvenir Selenita

Falsos Milagros
Agua
Correr por correr
Espejos rotos
El martillo del abuelo
La zorra de La Paternal
Venus de cerca
Fotografía
Río de fuego
Canon
Y ella que no vuelve
La duda es lo que brilla

 


Falsos milagros

Llueve, finalmente
en las ventanas, en su mirar.
Tan de repente,
el viento informa la partida
de un tren que va lejos,
hacia certezas lejanas,
hecho con la maquinaria
fugaz
de los sueños.

Pasan de todo, de todo se jactan.
Pasan las horas, los días
y pasan
la vida esperando
falsos milagros,
mentiras perfectas,
lentos vestigios de Dios.
Sin ser vistos, pero pasan...

Él vende diablos para llevar;
ella es ciega:
sueña con volutas del Jinete Azul
que no viera.
El tren los arrastra
a una realidad sin sorpresas.
Todo está perfecto
mientras no se hable
jamás de ese tema.

En las paredes de absurdos museos
se pueden ver como frente a un espejo.
Picasso Azul, y esa cara de piedra
que me da la sensación
que estuviera dormida,
esperando falsos milagros,
verdades completas,
visos de resurrección.
Falsos milagros,
heridas abiertas,
rastros de la aparición
en el vano
de la puerta


Agua

Esa vez que estaba oscuro
y te quedaste,
siempre la recordaré.
Todo tu cuerpo brillaba:
no me cansaba de ver.

Esa vez que me caí,
y me levantaste,
me salvaste de caer.
Todos los días que viva,
siempre lo recordaré.

Nunca llegué a decirte "gracias"
-cómo podría...

Y se me secó el aliento
y me trajiste agua;
como un sueño que se evade
entre los dedos: agua.
Yo no puedo vivir sin agua
- cómo podría...

Gracias. Muchas gracias.
Me levantaste
y te quedaste
y me quisiste
y me trajiste

agua.


Correr por correr

Correr por correr,
saltando entre las sombras
viajar por viajar
corriendo tras la fábula de la libertad,
los hijos del pasado,
los aciertos de otros,
la necesidad.

Muy bien: viajar por viajar,
huir hacia adelante,
correr toda la vida
hasta haber regresado
al mismo lugar

Haber regresado
con la pequeñez
de aquel que ha visto algo grande;
es mueca al reír
que tienen los que viajan
y los que han aprendido a sobrevivir.

Muy bien: correr por correr,
huír toda la vida,
pensar que uno se olvida
de los pasos, los días,
la vida en un armario
sin ver nunca un diario,
soñando con Madrid.

Muy bien: tendré que confesarte
que caí en el engaño,
que ví las estaciones
en la puerta de casa;
te dí lo que me falta,
salté de tu mano
y no pude decir adiós.

Muy bien.

Perdí la tolerancia.
Te cambio mi infancia
por unos amargos
en la puerta de casa.


Espejos rotos

Cada animal
cuida su propia prole
sin pararse a pensar
en ese bicho que vuela
y no se come.

Un hospital, el burdel
de un estado policial.
En los espejos rotos
lo que ves no está tan mal:
siempre le pasa a otros.

Después de todo
en lo único que pienso es en quebrar
la justicia del mono;
hay unas tardes
en que lo único que quiero es olvidar,
despegarme de todo.
¡Quién te vendió el estupor en tus ojos!

Sin respirar
el tiempo no es infinito
y la espiral del horror
tiene el futuro escrito
¡Niño de oro!
¡Esperanza del pueblo!
¿Quién te vendió tu propia cruz?
¡Niño de oro!
¡Voy a besarte las manos
y a quebrar, voy a quebrar
como quebraste el fulgor de tus ojos"


El martillo del abuelo

Pasabas
las tardes
en la puerta
de la casa

Mirabas
las personas
que hacían
otras cosas.

Adentro,
las maderas
se quejaban
de las sierras

con gritos
de mujeres
atrapadas
en la veta

El padre acaricia el martillo del abuelo
(lo lleva en el cinto)
y el hijo del carpintero
no le encuentra la salida
a su trampa de madera
a su futuro de brazos
que martillan:
"de tal palo, tal astilla"

Soñabas
con ir lejos
de las sierras
y los golpes

con tu carpintería
de silencios
y de acordes.

Ser hijo de otro,
dejar a Pinocho incompleto.

El brazo del padre y el martillo del abuelo
golpean las tardes
y el hijo del carpintero
no le encuentra la salida
a su trampa de madera
a su futuro de brazos
que martillan:
"de tal palo, tal astilla"


La zorra de La Paternal.

Un amor así
jamás te lleva a ningún lugar:
(mejor cambiar)

Cambió de piel, pero no pudo
cambiar de mal:
se quedó igual.

Yo sé que te he visto entre los puentes
y aún había lugar entre los vivos
para la gran masa de sueños.
Ahí te vi dormir,
tan plácida...
mil años más
te esperaré.
Toda la vida, te esperaré.
Cada quién tiene su herida
y resistir de pie
como la zorra de La Paternal.

Cambió de piel, ahora es cuando
se siente más:
es desigual.

Cinema strobe.
Un rostro mudo
y la oscuridad
mil años más

No tengo una conciencia inmaculada
también dejé en mi camino alguna lágrima
y tuve amor, y tuve odio.
Qué fuerte cómo cambia la corriente,
no sé pensar como se piensa en otras cosas
cinema strobe,
mil años mas.

te esperaré.
Toda la vida, te esperaré.
Cada quién tiene su herida
y resistir de pie
como la zorra de La Paternal.


Venus de cerca

Te escribo desde Venus
buscando algún truco para no estar quieto.
Me aterra el movimiento,
buscarte es un remedio contra el tiempo.

Noche cerrada.
Mirá tu cara: Venus de cerca.

Una vez que vimos
que te iba a encontrar,
una vez que vuelves,
no hay nada que decir.

En un audaz desierto
despierto sordo y ciego
entre el mar y el cielo.
Se cruzaron de nuevo
nuestras dos lentitudes.
Mirá tu cuerpo: Venus de Venus.
Venus, de cerca.

Una vuelta más, luego vuelves a empezar
Una vuelta más, como un año más.


Fotografía

Hay un cielo, pero es lejos.
En las mañanas de marzo
se abolieron los sonidos
y no existe la ciudad.

Hay un cielo, y es inmenso.
Unas pocas frías nubes
me recuerdan el sentido
de la profunididad.

Ya planea el aire tibio
por la pradera amarilla
Hay un bolso marrón en el pasto,
a unos metros de donde está ella.

Como piernas de gigantes
los abetos de la huella
son custodios de este instante
de fugaz intimidad

Hay un silencio en el aire
como de fotografía.
La pradera se ha quedado suspendida.

Soy un árbol. Soy un niño
que la mira así dormida.
Hay un bolso marrón en el pasto
a unos metros, apenas.


Río de fuego

Cada mañana que desnudo tu voz
te rescato de otro tiempo
los puñales de plata del reloj
no te salvan del recuerdo.

Yo todavía espero el tren de ayer
en esa esquina tan familiar
El tiempo tiene forma de mujer,
de Venus, de mar septentrional.

Cuando el milagro se hace esperar
los leones se acercan al fuego
y sin el peso de su identidad
se emborrachan con historias de miedo.

Cada vez que cae el sol (pierdo el disfraz)
la penumbra es como un bosque en la niebla,
donde no hay un árbol del bien y el mal,
no hay sexo, ni pan, no hay claridad.

De lado a lado los recuerdos van,
todos, menos el santo y seña.
El tiempo va maquillándolos:
se termina extrañando la pena.

Cada minuto todo es más real:
cobra vida tu museo de cera.
Muy pronto el alma empezará a sangrar.
Tanta verdad
es como un río de fuego.


Canon

Como una canción
hecha por otro
miro hacia adentro,
me escucho ahora
hablar de vos.

Puedo distinguir
las mismas manos,
las mismas voces,
otros amores.

Quiero despertar Quiero despertarme y abrir todo
dejar que pase el aire correr hasta el cielo
(mirá qué lejos corro) correr hasta abrir

abrir las manos que curan.

Oír las historias,
esperar que salga el Sol
en la rada de Roma.
Saber cómo es todo,
el futuro antes de hoy.
Necesito respirar.

Quiero descubrir
detrás de escena
la maquinaria,
el diseño del amor.

Quiero argumentar
al cuerpo en silencio
al mundo en silencio
el orden de todo.

Quiero despertar Quiero despertarme y abrir todo
dejar que pase el aire correr hasta el cielo
(mirá qué lejos corro) correr hasta abrir

abrir las manos que curan.

Oír las historias,
esperar que salga el Sol
en la rada de Roma.
Saber cómo es todo,
el futuro antes de hoy.
Medirme en el Canon
gritar:

- hasta siempre,y gracias por todo.

Abrir
y respirar.


Y ella que no vuelve

Termina mayo
y ella espera
como un envase
vacío

Ya nunca piensa
en el futuro
La vida es quieta
latencia

-afuera nieva-

La nieve cae
sin un sonido
La ausencia
flota en el aire

¿adónde fueron,
y quién las tiene?
Termina mayo,
y ella que no viene
del infierno
de los hombres que pasaron,
de las madres que no duermen,
de las hijas que no vuelven.

Afuera nieva
y ella que no vuelve.


La duda es lo que brilla

Cielo de fuego,
rompemañanas.
Ya todo cambia,
no está en tus manos.
La duda sale:
desgarra
y es la claridad.

La vida pasa
frente a tus ojos
sólo preguntas,
tierra sin mal.
así,
mañana es ayer también.

Y sólo me alimenta la pregunta
porque al final, la duda es lo que brilla
en el alba que estalla sobre el agua.
Aunque no sé qué son esas palabras,
igual la duda es claridad.

Cada mañana,
te abrazo
y es la claridad.


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